martes, 21 de noviembre de 2017

Daniela Suárez Vaca: mi Maestra de la compasión y el respeto

Les presento a mi hermana Daniela Suárez Vaca: cómplice de niñez, juventud, alegrías y tristezas, locuras, muchas locuras lúcidas y demenciales! la mejor de todas: servir a la humanidad desde donde nos toque estar y ser en el mundo, poner nuestros talentos para aportar a la vida, y hacer lo que nos gusta, a veces, gustar de lo que hacemos, claro, esto no nace solo, es una herencia de mamá.
Hay que ser muy valiente para mirar de frente la crudeza de la vida, especialmente de la niñez, escuchar testimonios dolorosos de niños y niñas que han vivido violencia sexual y de todo tipo, en manos de sus progenitores, vecinos, familiares, amigos de los progenitores, tíos de sangre o postizos, en fin...gente desorbitada y enferma (así se refiere Dani a estas personas), hay que ser muy valiente para mirar y escuchar esta realidad diaria en Santa Cruz de la Sierra y el mundo, y aún así, conservar el temple, la fe y el sentido de justicia, que en determinado momento sucede (dice Dani).

Fe y temple tiene mi hermana Daniela, lo tuvo desde chiquitinga, cuando nos tocó ver de todo, la primera vez lloramos juntas y nos fuimos a casa (nos pegaron en el Kinder -ella volvió, yo no-), las próximas, ya no en el Kinder, sino en la vida misma: yo me desvanecía o desmayaba de susto (y después alteraba el curso narrativo de lo sucedido con alguna fantasía de por medio), ella en cambio: serena, se acercaba a la persona herida y la curaba, miraba con compasión al agresor o agresora, no había ni odio ni miedo en ella, solo paz y voluntad de que el ser humano puede cambiarse a sí mismo.

Ahora Dani es una gran docente de materias de Desarrollo humano, liderazgo moral, una abogada que día a día aporta desde su ejemplo en el aula y en las calles, en las investigaciones y escritura reflexiva de lo que investiga, observa, analiza, para que la justicia suceda, desde nuestras actitudes y también que se cumplan las leyes, o se creen nuevas, más acordes al ser humano que era tras era, avanza; ella cree en el ser humano, en su conciencia, y así también ejerce la docencia. La Universidad NUR es la afortunada de tenerla y las redes ciudadanas de justicia con las que trabaja también. Yo agradecida de tenerla en mi vida, para enseñarme compasión y respeto por la historia de cada alma-persona. Me declaro su admiradora y le agradezco sus cuidados (y eso que es mi menor cronológicamente, pero su alma siempre fue grande, mi mayor). Y de yapa es la mamá de mi emperatriz Sofía y mi Filósofo asesor Lucas!