Entiéndase que este ruido al que
nos invita el poeta argentino Gerardo de Brasi, no es bulla, sino eco, silbido
convocador y provocador de cantos que él mismo emite desde las redes sociales y
los traslada a la Vieja Guarida, el Bar La Tribu y la Casa de la Lectura de la
ciudad de Buenos Aires. Paralelo a ello,
el poeta uruguayo Martín Barea Matttos se encarga de armar el círculo mandálico
que abraza nuestras voces para que cruzar el puente poético entre Bolivia,
Argentina y Uruguay resulte un acto de magia vivificadora.
Las noches de lectura de poesía
junto a escritores de Montevideo y Buenos Aires me permitieron vivenciar la
capacidad que tenemos los sudamericanos de regalarnos posibilidades, de ser los
puentes de palabras que sostienen nuestros sueños y permiten que caminen las
acciones y los proyectos que se van gestando entre luna y luna.
Por mi parte aproveché mis 15
minutos de cada noche, para leer poemas de amigos escritores bolivianos que
disfruto muchísimo, por su sonoridad, por lo que dicen, por las fibras que me
activan, entre ellos el poema Herencia de
Homero Carvalho, algunas páginas de Yo
Gorda de Pablo Enrique Osorio, Desde las lilas de Emma Villazón, Árbol de
Jéssica Freudenthal, Balbuceos de Marcos Sainz, Sugestión de Adriana Lanza y
Eternizado de Juan Pablo Sejas.
Mi amiga y poeta Patricia
Gutierrez Paz nos leyó la imbatible poesía de Oscar Puky Gutierrez, nos relató
las travesuras y andanzas noctambulares de la Calleja cruceña, nos leyó sus
poemas del coraje y la trasmutación publicados en su poemario Una palabra que no digo, al cual
considero un poemario épico, que cuenta la novela de sus luchas y glorias, la
habilidad para convertir lo adverso en pre-texto para escribir nuevos textos
que nos hagan transitar por su luz.
Fue una alegría conocer y
dialogar con los escritores Fernando Foglino, Juan Salzano, Martín Barea Mattos,
Gerardo De Brasi, Gabriela Larralde, Gabriela Bejerman, Carolina Massolo, Juana
y Martina Benitez.
¡Qué más puedo decirles!…en la
ronda de poetas, con ruido de palabras tuvimos buenos aires y llegamos a buen
viento, para seguir soplando en otros lares de nuestro continente sudamericano.
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